dimarts, 9 d’octubre del 2007

Memoria Histórica

La Ley de Memoria Histórica agrava más la estrategia de división y de confrontación de Zapatero. La democracia no se construye enfrentando a unos con otros, y no se fortalece con lecturas parciales e interesadas de nuestro pasado. Los españoles quieren mirar al futuro y están orgullosos del pacto de concordia y reconciliación que hizo posible la Transición democrática. La Ley de Memoria Histórica no beneficia a nadie pero perjudica gravemente la convivencia entre todos

1 comentari:

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El debate generado por Zapatero, ERC y el PCE (o como se llame ahora) en torno a la Ley de Memoria Histórica continúa dando una versión de la Guerra Civil que creía superada y porque prescinde de toda historiografía para seguir haciendo propaganda 71 años después del inicio de la contienda.
Se dice que la Historia la escriben los vencedores; posiblemente sea cierta esta afirmación, pero lo que no tengo tan claro es quién ganó la guerra, al menos la de la propaganda.
En lugar de hacer Historia, Zapatero y su compinches nos vuelve a contar una historieta ya superada sobre la Guerra Civil, una historia de buenos y malos al mejor estilo de las películas de vaqueros o de nazis y americanos. Para ellos, la Guerra Civil se explica de un modo muy sencillo: un hombre muy malo y lo peor de la sociedad española de aquel tiempo, derrotaron a un régimen liberal y democrático.

Olvidan conscientemente que también en el bando acaudillado por el general Franco militaron junto a requetés y fascistas muchas personas de ideología moderada que se sentían traicionados por la República al contemplar como ésta había renunciado a los principios liberales, que en cierto sentido la inspiraban, y se había dejado seducir por el radicalismo sectario.

Es indudable que durante la guerra y la posguerra se cometieron horribles crímenes; hechos trágicos que nos deberían hacer reflexionar sobre la política y la condición del hombre.

Sin embargo es obligado reconocer que muchos de los sectores políticos que perdieron la Guerra Civil habían puesto a la República, a la que tanto decían defender, en una situación dramática. El líder del PSOE, Largo Caballero – el llamado Lenin español, había conseguido alejar al partido de las posiciones moderadas defendidas por Besteiro y pretendía instaurar una Repúblicas de soviets en España. Tal era su convicción que impulsó el gran golpe de estado de 1934 de la mano de ERC de Lluis Compayns y junto con los anarquistas impulsaron una revolución socialista que triunfó en Asturias y Cataluña pero cuyo fin último era terminar con la que denominaban República burguesa.

Pero las fechorías de Largo Caballero no quedaron ahí, junto a Prieto y Azaña terminaron de dar el golpe de gracia a la República al promover la destitución ilegal del presidente de la República, Alzalá Zamora y al asegurarse la utilización de la denominada Ley de Defensa de la República para continuar censurando a la prensa, ocultando crímenes o incluso promoviéndolos. En este sentido, no conviene olvidar que fue la propia policía del régimen (la Guardia de Asalto) la que asesinó al líder de la oposición Calvo Sotelo e intento asesinar al otro gran político de la derecha moderada española Gil Robles.
Los acontecimientos que siguieron al 18 de julio hablan por si solos del estado de descomposición en que se encontraba la República; lo primero que hizo fue desistir de defenderse y entregó las armas a las milicias de los partidos políticos y sindicatos. Estos en lugar de plantar cara a las tropas del general Franco de una manera eficaz se dedicaron a hacer la revolución en la retaguardia, lo que se tradujo en paseos, checas, cárceles clandestinas y sacas. Se calcula que fueron asesinados 7.000 sacerdotes católicos solo por el hecho de serlo. Entre ello el obispo de Lleida al que deberíamos homenajear como se merece.
Se ha hablado mucho del asesinato de Lorca y otros intelectuales, pero quizás poco se sabe de incidentes como los ocurridos en torno a la cárcel Modelo de Madrid donde se asesinó en una de las sacas al intelectual vitoriano Ramiro de Maeztu en una masacre que alcanzó a más de 5.000 personas.
Pero lo curioso del tema es que la represión criminal que se efectuó en la zona republicana no solo se centro en personas de “derechas” sino que afectó a otras fuerzas políticas de izquierdas. Es curioso que este debate se plantee justo en Cataluña donde el sectarismo de ERC y el PCE donde habría que recordar los incidentes que afectaron a los anarquistas de la CNT y del P.O.U.M. Este partido de ideología troskista fue salvajemente represaliado y muchos de sus dirigentes asesinados junto a unidades anarquistas. ¿Por qué? El gobierno del Sr. Largo Cabellero y Negrín se habían convertido en marionetas de Stalin y del PCE y ya se sabe como se las gastó Stalin con Trosky, sus partidarios y todos los que intentaron moverse en su régimen totalitario.

Sirva este comentario como una forma de salir al paso de la continua utilización de unos hechos horribles para seguir haciendo política basada en la ocultación de los hechos y en el maniqueísmo más simplón.